martes, mayo 10, 2005

Il poeta delle ceneri


Querido muchacho, sí, claro, encontrémonos,
pero no esperes nada de este encuentro.
Si acaso, una nueva desilusión, un nuevo
vacío: de aquellos que hacen bien
a la dignidad narcisista, como un dolor.
A los cuarenta años, yo estoy como a los diecisiete.
Frustrados, el de cuarenta y el de diecisiete
pueden, claro, encontrarse, balbuceando
ideas convergentes, sobre problemas
entre los que se abren dos décadas, toda una vida,
y que, sin embargo, aparentemente son los mismos...


Conocí a Pier Paolo Pasolini como siempre se da de bruces uno en la vida con las cosas que merecen la pena: por pura casualidad, a través de alguna reseña accidental de alguna de sus películas o de una cita en un viejo libro de poemas. Comencé a indagar en su figura hace algo menos de diez años y me encontré con una biografía que, lejos de aquietar mi curiosidad, la avivó como el viento del norte vivifica los restos de un incendio. Cómo no caer subyugado ante una personalidad como la suya, contradictoria y genial, demoledora y esquiva. Así fue como supe de su comunismo militante (que pronto derivó en insobornable romanticismo), de su condición de marginado de la vida (más cerca del viejo soldado de un ejército que lucha en pos de un nuevo orden social que de cualquier otra consideración lastimosa), de su homosexualidad, de su inmenso talento, ... Nunca me planteé que su muerte encerrara más literatura de la que suponía la versión oficial de la misma pero, según parece, la justicia italiana valora la posibilidad de reabrir su caso para desentrañar lo que sucedió, realmente, en las últimas horas del gran poeta de las cenizas.

:: suena :: Siwel - Time [Siwel].
:: libro junto a la almohada :: John Cheever - La geometría del amor.
:: película en la retina :: Un mundo perfecto [1993].
:: el invento del maligno :: Buenafuente [Antena 3].
:: world wide web :: Diderot y d'Alembert se ponen los vaqueros.

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