lunes, mayo 09, 2005

Babayu Alonso


No voy a negar que me irrita bastante el reciente culto a Fernando Alonso en España. Comprendo el entusiasmo que han despertado las actuaciones del piloto en este país, básicamente porque la Fórmula 1 era hasta hace unos años un deporte (¿?) casi huérfano de representantes patrios de alto nivel, pero no puedo compartirlo. Una cosa es que desee el triunfo de Alonso (que no deja de ser asturiano), pero de ahí a sentir cada una de sus victorias como algo cercano dista un larguísimo trecho. En primer lugar, porque Alonso me parece un tanto cretino y prepotente (un babayu, como bien dijo Pablo el otro día), que no muestra el debido respeto por aquellos a los que debe su popularidad. Y, sobre todo, porque la Fórmula 1 ha devenido en un espectáculo previsible y anodino, se ha convertido en una víctima más de los días que vivimos y, de esta manera, ha perdido toda la magia que tenía antaño, cuando los pilotos cerraban los casinos la noche antes de cada carrera, entre largos tragos de ginebra, mesas de blackjack y starlets casquivanas. Era aquel desprecio por la propia vida algo poético, casi místico. Es una lástima que el embrujo de antaño haya cedido terreno ante el empuje del profesionalismo y la asepsia, valores tan en boga en el mundo de hoy. Viva Juan Manuel Fangio.

:: suena :: Sr. Chinarro - El rayo verde [El fuego amigo].
:: libro junto a la almohada :: John Cheever - La geometría del amor.
:: película en la retina :: Grand Prix [1966].
:: el invento del maligno :: Estravagario [La 2].
:: world wide web :: Ara més que mai.

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