domingo, abril 24, 2005

Beetlejuice, Beetlejuice, Beetlejuice


Anoche salí un rato y la cosa estuvo bastante bien, a pesar de la temprana deserción de Juan y Sergio por fuerza mayor. No es que haya mucho que contar, pero, de vez en cuando, también se agradecen esas veladas en que los acontecimientos discurren con la discreta quietud de lo cotidiano. Los bares de siempre (o casi siempre), la gente de siempre, las polémicas habituales con Pablo y con Adrián, las complicidades plasmadas en miradas y melodías que forman parte del mapa de nuestra vida... Eso sí, al final estaba bastante cansado y decidí volver a casa con Carlos antes de subir al Soho, por lo que probablemente me perdí los mejores minutos musicales de la noche. A pesar de ello, Gijón tuvo a bien brindarme uno de esos momentos que adquieren un tinte de irrealidad en las evocaciones, el instante en que comprendí que vivo en una ciudad habitada por la magia de los encuentros imposibles, la revelación que supone el hecho de saber, de repente, que si pronuncias tres veces su nombre (o cantas una de sus melodías inabarcables) puede aparecer en cualquier momento el cantante con vocación de desaparecido. Aquí y ahora.

:: suena :: Girls in Hawaii - Time to forgive the winter [From here to there].
:: libro junto a la almohada :: Ignacio Martínez de Pisón - Enterrar a los muertos.
:: película en la retina :: El amigo americano [1977].
:: el invento del maligno :: Fórmula 1 [Tele 5].
:: world wide web :: Designer needed.

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